20130322

No hay drama


Llevo meses queriendo publicar una entrada en este blog. Llevo meses buscando una idea para exponer, un tema del que hablar; pero no he encontrado nada acertado, siendo más sincero aún, no he tenido la valentía (musas) de hacerlo. Hace mucho que no escribo, el ambiente influye, las situaciones cotidianas me restan la inspiración y los pocos minutos de ocio que tengo, los paso ahogándome en café o cerveza.

Ya no busco los libros de Vargas Llosa en las tardes, ya no leo poesía en las mañanas y de alguna forma, el drama ha disminuido significativamente en las trincheras. Es poco común verme usando las palabras como arma… no es normal verme imaginando historias o aplicándole colores a las personalidades. Sencillamente, ya no hago nada de eso.

A veces me pregunto: ¿cómo llegué aquí? Entonces recuerdo que tengo mil y una respuestas. También soy dueño de dos mil razones para no regresar a lo que era antes.

Ya no hay drama. Alguna vez pensé que el drama era lo que hacía la vida interesante pero hoy por hoy, puedo afirmar que no. Aunque es difícil creerlo, sin drama vivo feliz. En medio de la rutina, en medio de los libros que nunca quise leer, entre gente con la que nunca quise hablar, entre las deudas y la cafetera en la oficina; encuentro felicidad e interés.

Tengo que admitir que no es donde me veía hace algunos años atrás pero ¿a quién le importa? No era lo que esperaba pero con lo que tengo puedo vivir. No necesito los viajes, la fama, el título y mucho menos el drama. Me basta con las misas en la mañana, con el café, con enseñar, con dos o tres amigos, con un amor a tres mil millas de distancia, con una sonrisa por “Skype”, con las deudas inesperadas, con las miles de gráficas y con las cervezas acompañadas con grasa. Me basta con la compañía en las tardes por el parque lineal, me basta con la llamada telefónica en la madrugada y hasta con la ropa barata.

No quiero la grandeza, no quiero la superioridad… no digo que no aceptaría un “upgrade” si este llegara pero no lo ambiciono, no por ahora. Todo esto me hace llegar a la certera idea de que por accidente, terminé en el camino correcto, con la visión exacta y con los tropiezos necesarios para ser feliz.

Ya no ando con egocentrismos ni con ganas de devorar una ciudad que no me quiere. Ahora ando con humildad, lealtad y con ganas de conquistar la ciudad que sí me desea… esa que me permite perderme en sus amores y me lleva con calma de la mano hasta el lago… donde reposa la tranquilad fría de un porvenir no mejor, sino más feliz, más real y con mucho menos drama.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es mejor buscar la felicidad que andar buscando un alago, una gratificación, una recompensa...
Muchos se matan toda la vida, infelices tratando de demostrar lo "buenos" que son, pero a nadie le importan tus logros...
Así que yo prefiero vivir la vida mirando la playa, el atardecer, leyendo, una buena comida, buena música, un excelente compañero a mi lado... y 8 horas para dormir.