20121104

Lucha


La sinceridad me está comiendo el alma. Se supone que sea bueno, pero no, tiende a lastimar. Los buches de palabras se me salen y ofenden. Toco fibras sensibles, corto arterias y colapso pulmones. Prefiero no contestar el teléfono a la una de la madrugada como solía hacer. Ya no pienso tanto en el pasado como antes. Lo que era importante y “big deal” ya no lo es. La ciudad me parece áspera y creo que es poco para mí. Nunca antes me había sentido así. Tan frío, tan insensible. Así me han hecho, al menos eso me digo a mi mismo, pero no todos lo creen.

Muchos piensan que juego al fuerte, que lo que a todos asusta a mí también. Quizás estén en lo cierto, no puedo afirmar. Lo cierto es que ya no tengo miedo a la vida, me he trazado un plan. Uno lleno de renuncias, de sacrificios, de quizás humillaciones pero con una meta final. Una meta a la que quiero llegar. Los rumores ya no van conmigo, los mensajeros que llevan y traen al pasado ya pasaron de moda. Soy un alma nueva, renovada. En Santurce dejé los dolores, en el Lago Michigan deposité las esperanzas de un mejor porvenir.

Las etiquetas ya no van conmigo. Los lazos se han achicado y cada vez son menos. Las lealtades son menos, pues, son selectivas. Las palabras son concretas, la osadía de desperdiciar un solo minuto ya no es permisible. Los comentarios quedan a mis espaldas, los mares embravecidos son míos… los océanos ya no importan. Me renuevo en tierra firme con una sola esperanza. Esta vez no me daré la vuelta y abandonaré todo, está vez lucharé como lo han hecho todos los que llevan mi sangre.

Un mundo se levanta ante mí. Una ciudad intenta robarme lo que más amo y yo le daré la batalla. Regalo San Juan, Ponce y hasta Aguadilla. Regalo si es necesario el recuerdo del Gringo, pero esta vez no lo permitiré. No me van a quitar lo que es mío. Una lucha que nadie entiende, una lucha a fuerzas, una lucha a dolor.

El insomnio me come la mente. A las seis hay que estar de pie y dar frente a los mensajeros. Hay que correr un día entero a fuerza de café, aspirinas y sueños. Aferrándome a mi lucha porque no entregaré lo mío.

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