20120806

En espera

A ustedes mis otros ojos en la guerra.


Esta es la canción que sonó ese día.


El verano se nos acaba. Comienza agosto y el clima tropical nos quita fuerzas, nos da sueño e influye en nuestro humor. Camino por La Parguera, bien al sur de la isla, lejos del bullicio que se vive en San Juan. Me senté en una barrita humilde. Estaba vacía. Pedí vodka con limón. En ese instante en el que mis labios hicieron contacto con la fría bebida sonó esa canción. El corazón se me paralizó. Me costó tragar y respirar. Una vez recuperado del espanto comencé a reír.

Esta canción nos ha llegado a muchos. No pude evitar traer a mi mente las anécdotas contadas una y otra vez en aquel claustro obligatorio. Esos mensajes que nos llegan de madrugada y que no sabemos como contestar. Esas noches en las que se sale corriendo porque no resultó como se esperaba y hay que ir a brindar apoyo. Esas disculpas que se piden por hablar de más. Esos “estoy bien” que lo piden a gritos es no me dejes así.

Estos sacos de hormonas químicas que somos; tenemos la necesidad de sentirnos amados. Siempre pecamos de “egoístas” y escogemos ese amor que nos destruye de a poco, que nos consume pero que resulta peor dejar ir. Esa necesidad de que esa persona que tanto anhelas te diga “ya no hay nada que perder”.

Todos y cada uno de ellos y ellas vinieron a mi mente. Desde el más bravo en botas hasta la más sentimental en tacones altos por las barras de Miami. Todos y cada uno tienen el derecho inapelable a que alguien le diga: “You don't ever have to be on your own…”.

Mientras, esperamos juntos juntando para que a final de año ese esperado viaje al Caribe se haga realidad. Mientras compartimos una Coca-Cola de dieta en Miami viendo el lago artificial. Mientras nos hacemos de una carrera y corremos contra el mundo. Mientras leemos hasta la media noche metidos en una biblioteca. Mientras damos clases de ingles para poder vivir cerca de la playa. Mientras escribimos un libro. Mientras vendemos zapatos en una tienda departamental. Mientras perdemos todo y lloramos como recién nacidos. Mientras nos preguntamos dónde esta. Mientras estudiamos arte, literatura y ciencia. Mientras luchamos por sobrevivir un día más. Mientras corremos por Central Park. Mientras nos enfocamos en crear una empresa. Mientras sudamos al sol. Mientras cada uno se hace dependiente de si mismo. Mientras tomamos un avión.

En espera de ser lo suficientemente libres como para poder ser amados por ese alguien que “divinamente” ya fue asignado.

Y llegará ese día. Estoy seguro que para todos llegará porque tenemos esperanza en la vida.

No hay comentarios: