Hay que irse

“Revisa que el destino esté a tú norte, si dudas del camino, vírate y ya…”- FLV

Muchas veces nos llegan esas noticias de golpe. Cuando uno más se ha acostumbrado a algo, al destino, le da con imponer cambios. La mayoría del tiempo, acostumbrarse a la presencia de alguien, es algo sumamente fácil. Es lo que me ha pasado.

Me he acostumbrado a los gritos de desespero, las bromas “estupitontas”, la fuerza del “Invader” y a los comentarios “Pickys”. He sido vector de tantas emociones. Ellos han sido victimas de ese mal mio de querer salvar a todos, dándome por encima de lo estipulado. No es sencillo ser parte de algo como esto, nunca nadie dijo que sería fácil. No me refiero al momento en que se ponen a prueba todas tus habilidades, me refiero al diario vivir.

Ese día a día, dónde mantenerse en contacto cuesta más que la gasolina. Esos momentos, dónde tener las ganas de tolerarnos son más imposibles que volar sin alas. Pero aquí estamos. Muy en el fondo siento que ese momento está cerca.

 

 

Ese momento en el que cada cual toma un camino distinto. Siempre hay que partir y llevarse los sin sabores de los recuerdos. Aunque dudo que esta vez sean sin sabor, estoy casi seguro que serán recuerdos con sabor a felicidad y gracia. Presiento que ese momento está más cerca de lo que pensé. Las ofertas comienzan a llegar y es cada vez más difícil negarse. Si es egoísmo, es justificado. Todo sea por un mejor futuro y por ese sueño utópico en el que todos compartiremos la misma oficina.

Hay que irse. Hay que cambiar. Aunque nos neguemos con convicción, cuando hay que irse hay que irse. Caminar por uno mismo es parte de todo esto. Soltarnos las manos y comenzar a buscar eso por lo que alguna vez nos las dimos.  

Mientras llega el momento de irnos todos,  nos queda darnos compañía. Reírnos de nuestra confusión, en alguna barra, la noche es larga y creo que esta vez los tragos van por mi.

A Jimenez, agarra vuelo y no mires atrás.